PRIMEROS PASOS

Después de mucho meditarlo, me he decidido a crear este blog para, a través de este medio, poder plasmar mis impresiones sobre algunos aspectos o hacer comentarios de quellas cosas que nos rodean. Aquello que atrae nuestra atención y nos hace pensar.

Os contaré... Un abrazo

1 de septiembre de 2015

EL MEDICO



Siempre he sentido un gran respeto por las personas que han decidido dedicarse a la medicina porque entiendo que conlleva una gran solidaridad con el enfermo, con su sufrimiento. 

La relación personal entre médico y paciente es muy importante porque, cuando estás enfermo, buscas a una persona que te comprenda, que te escuche, que te preste atención y que te ayude a salir adelante. Es una etapa en la que necesitas  fuerzas para continuar luchando.

Pienso que deben ser sinceros con el diagnóstico, aunque, según los casos, puedan suavizarlo un poquito utilizando palabras alentadoras.

Para ser sincera, no siempre me he encontrado con profesionales dignos de aplauso. Aunque debo reconocer que han sido muy pocos los que me han sorprendido con su soberbia y falta de atención.

El pasado mes, acudí con un familiar a una consulta aportando el resultado de la prueba que le había prescrito. Para empezar, la cita era a las 18,00 h. y nos recibió a las 19,15.  La persona enferma, no se encuentra  en condiciones de  soportar tanta espera por lo que me permití rogar que tuviesen en cuenta este extremo. No tuve éxito y siguieron pasando los minutos.

Cuando, por fin, nos vimos en la consulta del doctor, más o menos, aquí está el diálogo:

"Viene a traer el resultado, verdad??".
"Sí, así es. "

Le entrego el sobre. Mira rápidamente el  papel . 

"Le digo la verdad. No está nada bien. ". Buenas tardes.

Me quedo perpleja. ¿Nos está despidiendo?. Después de tanta espera cruel, ¿ pretende que nos marchemos escuchando esa escueta frase?. Me permito hacerle alguna pregunta porque creo es su deber informar debidamente al paciente . Pero, nada, es parco en sus palabras y comienza a levantarse y volver a repetir ese "Buenas tardes" . Y lo más doloroso, es que tampoco mira a los ojos.

Salgo de la consulta con ganas de llorar y absolutamente desconcertada. 

Me habían asegurado que era un gran médico en su especialidad...

Pero, indudablemente, no vuelvo. 

Tenía que contarlo.  

Y mi felicitación para todos esos maravillosos profesionales de la medicina que saben comprender al enfermo.


MUY FELIZ SEPTIEMBRE. UN ABRAZO