PRIMEROS PASOS

Después de mucho meditarlo, me he decidido a crear este blog para, a través de este medio, poder plasmar mis impresiones sobre algunos aspectos o hacer comentarios de quellas cosas que nos rodean. Aquello que atrae nuestra atención y nos hace pensar.

Os contaré... Un abrazo

25 de enero de 2014

DESVAN DE RECUERDOS



Siempre que tengo que guardar algún objeto en el desván,vienen a mi memoria un montón de recuerdos antiguos, pero siempre tan cercanos.

Y empiezo a hacer balance de todas los objetos que allí descansan y que han significado tanto para mí en distintas etapas de mi vida.

Nunca me voy a desprender de ellos porque me han proporcionado mucha felicidad y sería injusto dejarlos en el olvido.

Allí está mi primera y querida  máquina de escribir. El día que mi padre me la regaló, me puse loca de contenta. Me acompañó durante varios años y su tinta negra y roja estampó algunas de mis vivencias de juventud en aquellas hojas en las que fuí plasmando una especie de diario que todavía conservo.

Aquella maquinita entrañable dio paso a una eléctrica, también obsequio de mi padre. Disfrutaba mucho escribiendo y haciendo alarde de lo rápido que lo hacía gracias a las clases de mecanografía. Fue un tiempo muy dichoso. Por las mañanas mecanografía y, por las tardes, taquigrafía. Al principio, pensé que nunca iba a ser capaz de traducir aquellos signos tan raros así que, cuando al fin lo logré, me sentí muy satisfecha de aquel triunfo.

Después venían las clases de francés. Formábamos  un grupo reducido y nuestro profesor era una excelente persona `poseedor de una paciencia admirable. Asistir era divertido. Mis compañeros eran maravillosos .Al llegar la Navidad, nos encontrábamos la mesa de estudio llena de turroncitos, peladillas, polvorones... Y, además, nos deleitaba con un recital de bandurria, dado que dominaba ese instrumento musical.

Muchas veces me he preguntado qué habrá sido de todos aquellos amigos con los que compartí tantas horas felices. Nuestro querido profesor sé que murió hace ya mucho tiempo y la verdad es que lo sentí enormemente.

Todos mis apuntes de aquellos inolvidables años están guardados como una reliquia. Mis cuadernos, mis libros...

 

Ahora nos toca vivir la era de la informática, extraña y misteriosa.

La máquina de escribir ha dado paso al ordenador. Durante estos años, he tenido que ir renovando el mío   por distintas causas. Pero nunca he sentido tanta añoranza por ninguno como me ocurrió con aquella "Pluma 22" llena de recuerdos.