Primero estabas tumbadita, descansando. Después, intentabas conseguir alguna miguilla de las personas que ocupábamos la terracita, tomando un refresco. Entonces me dí cuenta de que tenías algo en una patita, porque cojeabas. Comidita te dimos pero no te pudimos ayudar en tu problema. Y yo ya no me quedé tranquila. ¿Cómo podría aprender a ser menos sensible?.... ¡¡No puedo con mi alma!!.
Que distintos somos. A mí me da que era una paloma vieja con artrósis en la pata derecha.De todas formas, pienso que si la enganchan los muertos de hambre de "supervivientes" se la zamparían frita; y, seguro que no te dirian nada. Juaaa.
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