Las supersticiones forman parte de nuestra historia . Tienen su origen en las tradiciones antiguas e influyen en nuestra vida haciéndonos creer que algún acto tiene una explicación fantástica.
Las hay que son síntoma de mala suerte, tales como romper un espejo, cruzarnos con un gato negro, pasar debajo de una escalera, colocar el pan boca abajo en la mesa ,dejar las tijeras abiertas y tantas otras.
Después las hay que son presagio de buena racha: encontrar un trébol de cuatro hojas, apagar las velas de un soplido, decir ¡Jesús! o ¡Salud! al estornudar o tener colgada una herradura, que siempre ha sido considerada como un talismán de la suerte.
Se comenta que Napoleón tenía un gran temor a los gatos negros y Sócrates al mal de ojo.
Estas convicciones son vestigios de otras culturas antiguas que atribuyen poderes a algunos objetos, pero que siguen vivas a pesar del tiempo.
Sería muy largo ennumerar lo que nos puede proporcionar buena o mala suerte.
Yo, aunque no me considero "demasiado" supersticiosa, por si acaso...
¡¡Toco madera!!.