Aquí están PIPO y RON, los perros de mi primo Alberto.Cada vez que vamos
a su casa, nos salen a recibir llenos de alegría. Son nobles,buenos y cariñosos.
Para recordarme que estamos en la época de castañas, aparecen en esta esta
foto mostrando tan rica vianda y ,claro está, para hacerme sentir un poquito de
nostalgia por no estar cerca.
Aparte del placer que supone degustarlas (al menos para mí),dicen que son
energéticas, nutritivas y que, además de otras propiedades, contienen potasio,
hierro y vitamina B .
Las llamadas "castañeras" las venden en la calle calentitas y
metidas en cucuruchitos de papel. Con el frío del invierno, sentir su calorcito
en las manos es una delicia.
En Asturias era muy típico tomarlas asaditas acompañadas de sidra,
dulce y sabrosa, recién salida del llagar, como la que hace mi familia.
En Galicia, el Día de Todos los Santos, existía la tradición de elaborar
collares con castañas cocidas. Recuerdo
que mi madre hacía uno para mí y otro para mi prima. Estábamos felices durante
todo el día luciendo nuestro ornamento comestible. No solamente nosotras, sino
todos los niños del barrio.
Ayer, para disfrute de la famila, les sorprendí agradablemente asando las
primeras de la temporada. Les he prometido que próximamente, repetiré.
Todavía
recuerdo aquellas tardes de invierno en las que, mi tía Argentina, nos las
ofrecía recién salidas del horno, acompañadas con una copita de vino dulce.
¡¡Qué manjar!!.