

Hace trece años que te fuiste. Me quedé sin tu sonrisa, sin tu voz, sin el azul de tus ojos. Sabes que me encantaba charlar contigo. De niña era feliz en nuestros paseos, cogida de tu mano. Nunca olvidaré nuestras canciones juntos, nuestros juegos de parchís en los que siempre me dejabas ganar para evitar mi enfado. Eras genial. Te admiro porque supiste abrirte un camino en la vida,en el que te esforzarte por aprender. Sé que tu niñez no fue todo lo feliz que debería,pero, más tarde, encontraste la dicha y la gente te quería y te respetaba.
Gracias por haber sido tan bueno,tan generoso,tan maravilloso. Desde el día de tu triste pérdida, no ha habido uno sólo en el que no te haya recordado.
Siempre en mi pensamiento.¡¡Te sigo queriendo,papá!!.
Un montón de besos te llegarán allí, a lo alto del cielo. Hoy y todos los días de mi vida.