Ahora que estoy en La Coruña, me gusta recordar los años de mi vida pasados aquí porque forman parte de mi nostalgia cariñosa. Nací en esta ciudad y en ella permanecí hasta casi cumplir los nueve años, en que nos fuimos a vivir a Madrid.
Hasta hace pocos años, todavía existía la casa donde asomé a la vida. Me gustaba pasar por allí de vez en cuando y mirarla. Todo estaba igual que antes y me emocionaba pensando en la cantidad de veces que yo había entrado y salido de ese portal. Me imaginaba a mi madre asomada a la ventana y me parecía ver la imagen de mi padre que regresaba de trabajar. Yo corría siempre a sus brazos y me entraba una alegría enorme al tenerlo de nuevo en casa. Tengo que decir que cada vez que se marchaba yo me ponía a llorar desconsoladamente. Por su trabajo, se veía obligado a viajar y yo le echaba mucho de menos, así que cuando regresaba, yo era la niña más feliz del mundo. Era un gran hombre. Trabajador, responsable, cariñoso, generoso. El año 1996 fue muy triste porque se fue de este mundo y, aún ahora, le recuerdo cada día.
En la actualidad, aquella entrañable casa de mi niñez ha desaparecido y ,en su lugar,han construído un edificio de apartamentos. Todavía paso alguna vez por allí y,lógicamente, todo está muy cambiado. Entonces, evoco los viejos tiempos y me parece ver la tienda de ultramarinos o el colegio donde fuí de pequeñita . Pero,sobre todo, me vienen a la memoria aquellos amigos tan grandes que tenía, mis compañeros de juegos. Esteban organizaba teatros en el portal.Nos vestíamos con trajes de papel de colores y hacíamos unas representaciones de "Oscar"... Lo importante es que lo pasábamos estupendamente y nos divertíamos un montón. Sobre todo cuando íbamos todos juntos al cine del barrio.
Juan José, Chicho, Nenita, Lolita, Mari Loli,Gelucha, Manolito, Esteban.... Y tantos otros. Y,curiosamente, como si fuesen personajes de un comic, estaban Gonzalín y Fernandín.
Guardo un recuerdo entrañable de mi vecina Angelita. Tenía siete hijos y era una mujer luchadora y estupenda. A mí me quería mucho y, cuando, en alguna ocasión, ha venido a Madrid, me producía una enorme alegría volver a verla. Un día, leyendo el periódico, me encontré con su esquela. Tengo que confesar que lloré.
¡¡Cómo pasa el tiempo y cuántas cosas se quedan guardadas en el álbum del corazón!!.
"EL PASADO TIENE MAS PERFUME QUE UN BOSQUECILLO DE LILAS EN FLOR".
(PROVERBIO PERSA).