Las tengo como una reliquia. Las cuido con mimo para que no se hagan pedacitos nunca.
En las Navidades del año 2000 llegaron a mí como un hermoso regalo. Ya no hubo más.
Quien me ofreció tan bonito obsequio, se fue de este mundo en el mes de Mayo del año siguiente.
Todos sus proyectos y sus ilusiones, quedaron por el camino.
Las muñecas están ahí siempre, como un bello recuerdo.