TEATRO

Imagen tomada de internet

Por muchos años que pasen, nunca olvidaré mi "gran experiencia teatral". El teatro siempre ha sido una de mis grandes aficiones pero haber vivido la experiencia de verme en un escenario  fue para mi algo sublime.

Creo que tendría unos catorce años y las profesoras me seleccionaron para interpretar un  papel en una de las representaciones teatrales del colegio.  Fueron bastantes días de ensayo después de terminar las clases de cada día.    Me  tomé el tema con mucho interés e ilusión. Tenía que hacerme pasar por  una viejecita bastante molesta que se presentaba de visita en casa de una amiga que tenía dos hijos.  Los niños eran un encanto pero quedaba claro que mi presencia no era muy de su agrado.

Eran unas  escenas muy divertidas acompañadas de un diálogo gracioso.

Para caracterizarme de ancianita, me vistieron con unas ropas de mi bisabuela , incluso luciendo un gorrito imposible. Mi cabello se convirtió en plateado gracias a la purpurina, sin olvidar los impertinentes que  debía de lucir casi permanentemente.

La interpretación conllevaba llevar un perrito conmigo que, para evitar algún inesperado problema, se decidió que fuera de peluche.

Cuando llegó el ansiado día del estreno, no pude evitar sentir  una sensación de miedo al tener que situarme frente al público.  Pensé que no iba a ser capaz y que nada me saldría bien.

No tuve más remedido que afrontar la situación y cumplir mi  compromiso. 

Cuando mi personaje tenía que abandonar el escenario, sentí  la emoción de unos aplausos que todavía hoy recuerdo con cariño.   Sobre todo, los de mis padres.

¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces y qué dulce me parece siempre ese recuerdo!.

Aquella "Doña Clarita" me acompañará eternamente.

Miles de gracias por vuestros siempre cariñosos comentarios.

Un afectuoso abrazo.

Imagen tomada de internet