No se sabe exactamente el significado que puede tener el poner unas flores en la tumba de un ser querido. Hace años, incluso un sacerdote dijo que no tenía objeto hacer ésto porque ya no exitía nada y que era mucho mejor invertir ese dinero en dar una limosna. Sin embargo, a mí me resulta muy triste el ver totalmente vacio el cacharrito para las flores o ver cómo están ya secas y totalmente deterioradas. Me da una impresión de abandono, de olvido... El recuerdo se lleva muy dentro del corazón y ahí permanecerá para siempre. Pero yo no me quedo tranquila si, al menos tres veces al año, no me acerco a depositar unas florecillas. El otro día fuí a darle un beso a mi padre a través de esas flores que sé que sólo son un acto simbólico. Que sabes que ahí hay alguién muy importante que se fue de tu lado pero que tú vas a visitar de vez en cuando para que la belleza de las flores iluminen la tristeza del entorno y,mientras duren, envuelvan el aire con el cariño que tu has puesto en ello. ¡¡Lástima no poder ponerte una en la solapa de tu traje azul marino!!... ¡¡Estabas tan guapo!!.
Caray, caray. Me quedo sorprendido de lo buen padre que debió ser. Dicen que las mujeres tienen predilección por los padres y los hombres por las madres, aunque no siempre es así. No obstante, algunos padres no tienen la suerte de ser tan queridos por sus hijos, aun habiendo sido buenos padres. En fín,muy respetable lo que dices pero es cierto que en la tumba no queda nada...nada, nada. Pienso que lo mismo que cuando uno es incinerado ,polvo..... Amén.
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