Siempre me ha gustado la poesía y,por esta razón, admiro a los que tienen la maravillosa "virtud" de poder plasmar sentimientos y emociones a través de una manera tan bella. Uno de "mis poetas" es Juan Ramón Jiménez. Su obra es muy numerosa y fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. "Platero y yo" es un ,libro entrañable, dulce, de esos que te apetece volver a repetir y, así, tantos otros. Gran poeta español, nacido en Moguer (Huelva), tenía un montón de obsesiones y era enormemente perfeccionista. No se publicó toda su obra, como pasa con otros literatos o pìntores. Hoy, en un periódico, he tenido la oportunidad de poder leer una de sus poesías no editadas. La transcribo para compartirla con todos:
MUSLO GRIS EN SEDA ROSA,
SEDA MALVA EN MUSLO GRIS
¡OH BLANCURA DE TU CARNE
BAJO EL VERDE DEL JARDIN!
CIELO AZUL EN ARBOL VERDE,
ARBOL ROSA EN CIELO AZUL...
¡OH MOIRÉ DULCE DEL CIELO
EN TU VAGA JUVENTUD!
ARBOL VERDE,CIELO DULCE,
CARNE GRIS Y SEDA Y SOL...
¡OH DIVINA PRIMAVERA
EN MI TRISTE CORAZON!
Muchas gracias por compartir esta poesía tan bonita de Juán Ramón Jiménez. La verdad que después de ver este mundo tan agresivo que nos toca vivir hoy, un poema así nos relaja y nos da mucho que pensar. Merci
ResponderEliminarEra el mejor. A mi me encanta su "viaje por Andalucía" de hecho estoy preparando un post sobre su poema dedicado a "Dos hermanas", lugar en el que paso mucho tiempo haciendo transbordo de tren. La estación sigue igual, tan antigua, tan morisca, y siempre pienso que por ella pasó él.
ResponderEliminarAdmiro al poeta, al narrador, al hombre de letras, al mito, al raro rarisimo. Adoro "Cuentos largos y otras prosas narrativas breves" del cual quiero compartir contigo este pequeño texto de "NOCHE DE NIEVE".
ResponderEliminar"Ella no hablaba español ni frances y yo no hablaba ingles. Pero se enredaron nuestros hilos en silencio, en el crepusculo de nieve, y, aquella noche, tras una escaramuza violenta en la soledad de la acojinada estancia con fuego, una sombra blanca se deslizo suave por las paredes floreadas de mi alcoba. Alce la ropa de la cama y ella se abrazo conmigo. Y pasamos aquella noche de nieve, en un lenguaje de caricias, como dos animales.
No es precioso?